El nombre de esta entrada tiene mucho que ver en lo que vivimos día a día, en especial en esos momentos en los que siempre cometemos errores y nos decimos en nuestra mente “Si No Fuéramos Tan Ingenuos”.
Hay momentos de nuestra vida donde llega el típico mal amigo donde te pide prestado dinero y por la amistad o por no quedar mal se le hace un préstamo a tal compañero que lo único que hace es aprovecharse de nuestra nobleza por no decir una palabra más fuerte. Después de prestar el dinero nos llega una bofetada de conciencia donde nos damos cuenta que acabamos de cometer un error, ya que jamás nos pagará o tardara meses en hacerlo.
Otra experiencia donde nos damos cuenta que tan ingenuos somos es en aquel momento donde no tenemos la responsabilidad de guardar bien nuestras cosas o dejarlas en cualquier lado.
Cuando llega el momento de utilizar esa cosita que al principio no le damos importancia, nuestro día se convertirá en un calvario, volteando la casa de cabeza, y encontrando cosas que no necesitamos en ese momento pero que en días anteriores necesitábamos, una gran ironía es que aun que sufrimos para encontrar cosas que antes buscábamos volveremos a dejarlas abandonadas y entramos a un ciclo donde siempre estaremos buscando aquello que le damos menor importancia. Al llegar al punto donde nos hemos desesperado de buscar exclamaremos si no fuera un…. Ingenuo ya lo hubiera encontrado.
Esto mismo nos pasa con las tareas del hogar, el trabajo, alguna cita, o cualquier cosa que pensemos que tenemos controlado y nos confiamos, siempre nos pasara lo mismo. En lo personal tengo mucha experiencia en el tema, ya que por desgracia he tenido muchos malos amigos, y siempre pierdo las cosas que luego necesito.
Cual seria una solución, empezar un habito nuevo que sea en pensar antes de prestar dinero o cualquier cosa, y el de guardar todo los que pensamos que no tiene importancia en una caja por si en algún momento llegáramos a ocuparlo. Y de esta manera dejar de ser tan ingenuo.
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